lunes, 12 de enero de 2015

Pulgarcita, de Michel Serres

   El libro propuesto para esta ocasión ha sido un ensayo del filósofo Michel Serres. Siempre leemos ficción en los clubs de lectura y quizá ya era hora de cambiar de género y de tema.
   En 123 páginas, el autor hace un repaso al mundo al que le está tocando vivir a todas las denominadas “pulgarcitas”, es decir, a todos esos jóvenes que usan permanentemente sus móviles inteligentes y que ya pueblan nuestras aulas.
   Sabía que este libro traería consigo una animada reunión y así fue. En un momento en el que hay posturas tan contrapuestas sobre el uso y disfrute, en los centros educativos, de dichos aparatos, la discusión estaba servida.  
Entre otras cosas, porque el escritor realiza una comparación entre el tiempo que a nosotros nos ha tocado vivir y el tiempo en el que estos jóvenes están viviendo. Hace un descripción de ellos- occidentales- “ Ella o él admira únicamente una naturaleza como la Arcadia, la del ocio o el turismo. Vive en la ciudad (…) habita un mundo más lleno. Aquí su esperanza de vida se acerca a los ochenta (…) ya no conocen, ni las mismas edades de la vida, ni el mismo matrimonio, ni la misma transmisión de bienes (…) ni él ni ella han conocido la guerra (…) estos chicos habitan lo virtual”, en resumen, los/las pulgarcitos/-as no perciben la vida como la percibimos  los adultos.
Tampoco se escapan a sus críticas la escuela, la sociedad que los mayores hemos forjado para estos jóvenes. Y a pesar de todo, este libro destila optimismo, tanto que a él  “me gustaría tener dieciocho años, la edad de Pulgarcita y de Pulgarcito, porque hay que rehacerlo todo otra vez, está todo por inventar.
   En nuestra larga diatriba salieron asuntos como: la falta de respuestas, el aislamiento social y físico que puede acarrear el estar hiperconectado, cómo serán sus relaciones y su futuro o el hecho de que su contexto espacio-temporal como profesor de una universidad americana y el nuestro poco o nada tienen que ver.
   Nuestro papel como docentes con la llegada de internet está cambiando y seguro que no se parecerá en nada al que en los últimos dos siglos estábamos repitiendo: ya no somos proveedores de conocimientos, sino que pasamos a ser mediadores que tendremos que enseñar  estrategias, procedimientos para aprender a aprender en esta sociedad en cambio permanente. Pero nosotros también sabemos que información, conocimiento y saber son cosas distintas y quizá aquí es donde radique nuestra labor. Labor para la que se necesita TIEMPO.
   Altamente recomendable su lectura.



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